jueves, 10 de agosto de 2017

La cura contra el ambiente laboral tóxico: Liderazgo Ecológico

Michell Bruno Solari Jimenez
Michell Bruno Solari Jiménez
Gerente, Trilingue, Docente de Postgrado, Consultor Estratégico, 9K
Tgestiona Perú 
The Lean Six Sigma Company
Perú.
¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando lees el término “líder ecológico”? Tal vez, pensaste en Al Gore y su trayectoria como activista ambiental y del cambio climático, sin embargo, en este artículo me refiero a la contaminación del mundo, pero específicamente del mundo emocional. La ecología emocional es un modelo creado por Mercè Conangla y Jaume Soler y se define como el arte de gestionar, de manera sostenible, nuestro mundo emocional de forma que nuestra energía afectiva nos sirva para mejorar como personas, para aumentar la calidad de nuestras relaciones y para mejorar el mundo en que vivimos.

Todos necesitamos ser más ecológicos, y con esto me refiero a mejorar el impacto que generamos en todos los ambientes en los que nos desenvolvemos (familiar, laboral, social, intrapersonal, etc.). Especialmente los líderes, por su nivel de influencia y poder, deben estar conscientes sobre la huella tóxica que van dejando a su paso, o bien sobre las bocanadas de aire fresco que experimentan las personas con las que interactúan de manera cotidiana.

¿Cómo podemos dejar de ser agentes contaminantes para convertirnos en personas emocionalmente ecológicas? En su libro Crisis Emocionales, Mercè Conangla plantea a la empatía como una de las principales competencias emocionales, la cual está conformada por los siguientes elementos: comprensión de los demás, orientación al servicio, desarrollo de los demás, aprovechamiento a la diversidad y comprensión social. 

Basado en los elementos que conforman la empatía, a continuación te presento 5 claves para desintoxicar la relación entre un líder y sus colaboradores: 

1. Distanciamiento: Más allá de engancharse con los problemas y tomárselo personal, un líder empático busca entender lo que la otra persona está viviendo, las batallas que está librando en ese momento y la manera en que se siente. Es importante que aprenda a escuchar lo que se dice, pero sobre todo lo que no se dice con palabras sino con la expresión corporal. 

2. Acción: De nada servirá entender al otro si no estamos dispuestos a hacer algo. No se trata de resolver la vida de los demás, cada quien es responsable de sí mismo y de sus decisiones, pero debemos entender que la verdadera fortaleza de una persona está también en su capacidad para formar redes de apoyo. Hoy por ti, mañana por mí. 

“Todo el mundo fuera de mi no sólo me concierne sino que me constituye”. Jordi Llimona 

3. Líder Coach: Es la habilidad que deben tener los líderes para sacar lo mejor de los demás. A partir de una buena relación y mayor conocimiento del otro, un buen líder detecta cuales son aquellos talentos que su colaborador puede y debe desarrollar, así como los obstáculos que se lo impiden. No se trata de que le diga cómo hacerlo, sino de que lo acompañe en el camino para lograrlo a través de conversaciones efectivas y retroalimentación constructiva. 

4. Capitalizar las diferencias: La tolerancia es básica para mantener sana cualquier relación, sin embargo puede quedarse un tanto corta. La propuesta es ir a otro nivel de relación en la que no sólo te tolero y acepto como una persona distinta a mí, sino que capitalizo nuestras diferencias para crear nuevas y mejores opciones para relacionarnos. 

5. Visión sistémica: Se trata de la capacidad de encontrar la conexión o relación que existe entre las cosas y situaciones, más allá de sólo observar hechos o elementos aislados. Así también de detectar las propiedades emergentes del equipo, asumiéndolo como un ente con una personalidad propia, con emociones, necesidades, fortalezas y debilidades. 

Como todos los procesos de desintoxicación será difícil al principio, nos tendremos que enfrentar a nuestros propios vicios y debilidades, seguramente tendremos recaídas pues seguiremos arraigados a nuestras viejas creencias y paradigmas, después de todo así es como aprendimos a vivir. 

La clave está en perseverar en este proceso de limpieza, entendiendo lo que alguna vez dijo Erich Fromm: “Todo aquello que hagas a los demás, también te lo haces a ti mismo”, para bien o para mal.